“R.I.P.”
FELIPE ALMENDROS
RESERVOIR BOOKS / RANDOM HOUSE MONDADORI
Felipe Almendros lo cuenta de puño y letra: “en el 2006 me propuse dibujar un cómic, sólo para ver si era capaz de acabar algo”. Y el milagro ocurrió y Glénat publicó “Pony Boy”. A su vuelta de un viaje obligado a México autoeditó un segundo titulo, “Save Our Souls” hasta que Apa Apa lo acabó publicando. Y ahora, todavía en parte ajeno al mundo del cómic, presenta un nuevo título donde el dibujo le ha supuesto un verdadero tratado de autoayuda que ha decidido presentar al mundo. El motivo real: la muerte de su padre y la leucemia de su hermana, detonantes de un surrealista relato donde Almendros viaja al interior de sus preocupaciones, fobias y problemas con una intensidad donde el autor desnuda su alma y recuerdos con un humor negro que le permite superar, con su ausencia de limites en cada página (sus dibujos fluyen y recorren las hojas sin viñetas que les detengan) lo peor de su realidad. Un arriesgado ejercicio de originalidad conseguida. De nuevo.
ENTREVISTA CON FELIPE ALMENDROS
El cómic es un medio que por supuesto conocías y habías practicado con anterioridad pero, ¿por qué elegir tu estilo de viñeta libre para purgar una mala experiencia personal? ¿Nunca pensaste en sencillamente escribir o purgar sentimientos por otra vía?
Simplemente tuve la necesidad de explicar todo lo que me supuso la experiencia que viví. Yo nunca he escrito un diario, pero en ese momento me pareció que debía hacerlo sin pensar demasiado en quien lo iba a leer.
Elegí el formato de cómic, porque como ilustrador me era más cómodo ayudarme de mis dibujos para explicar todo lo que pasaba por mi cabeza: situaciones vividas, diálogos, personajes, lugares...
¿Tus páginas son el fruto de un meditado guión y disposición visual de lo que dibujas o hay también mucho de dejar que sean tus manos dibujando de forma libre las que lleven el paso y peso de la historia?
Antes de empezar a trabajar en el libro, fui construyendo el “guión” en mi cabeza. Sabía lo que quería contar y tenía muy claro la estructura y situaciones que mi personaje iba a vivir. Así que hubo un poco de todo: mucha improvisación a la hora de inventar los diálogos, pero también mucha planificación previa que había ido construyendo mentalmente. Creo que el hecho de no haber escrito un guión previo me hizo ser más constante a la hora de desarrollar la historia, porque las ideas las plasmaba directamente a base de dibujos y diálogos tal y como lo iba imaginando. Quizás haya sido esa la técnica que me ha impedido autocensurarme a la hora de narrar la historia.
Cuentas en primera persona como este libro te ha servido para ayudarte a superar una situación real grave. ¿Qué te hizo decidirte a compartir tu experiencia, vida y algo personal con el gran público consumidor de tebeos y novelas gráficas publicando este libro?
Si te soy sincero, nunca imaginé que lo fuera a leer tanta gente. Simplemente me dejé llevar por la historia que había imaginado, con situaciones reales y otras más noveladas y retorcidas. Me gustaba ver como quedaría todo ese mundo sobre el papel. Creía que era la clase de novela, cómic o película que me gustaría ver o leer. Cuando la acabé y compartí con algunos amigos, me di cuenta que era algo que podía ser publicado, porque les había gustado mucho.
A quién podríamos culpar de tu depurado y único estilo gráfico si en teoría no eres demasiado aficionado al género o no has leído tantos autores como el aficionado medio; es decir, ¿alguna influencia confesable clara?
Me siento idiota cuando digo que no he leído comics, pero es que lo único que he leído tampoco creo que tenga nada que ver con mi estilo, así que prefiero no decirlo, porque me siento muy vulnerable cuando confieso mis gustos. Soy capaz de contar mi vida y miserias en un comic, pero soy incapaz de decirte que libro, película, grupo musical o comic me gusta. No entiendo esa necesidad que hay por compartir ese tipo de cosas.
Nuestra revista es básicamente musical, de modo que ¿cuál sería la banda sonora ideal para disfrutar de una obra tan particular como la tuya?
Música clásica.
¿La atención de los medios y público te animarán a seguir sorprendiéndonos con nuevas obras gráficas de dominio público?
No lo vivo con mucha intensidad, lo miro con distancia y pienso en que sino escribo nada más tampoco pasa nada.
¿Sacar fuera todo lo que nos cuentas te ha servido personalmente tanto como esperabas?
Me ha servido mucho. Sobretodo el tiempo que pasé en el hospital con mi hermana, hablar con ella, ver como se recuperaba de la leucemia que padecía y sentirme útil. Ser capaz de no pensar tanto en mí y en mis depresiones, y más en estar a su lado cuidándola e intentando que fuera feliz. Me di cuenta de que mis pensamientos oscuros pasaban a un segundo plano, a un plano demasiado abstracto y que los verdaderos problemas, como el que sufría mi ella, eran problemas más reales y tangibles. Pensar más en ella y menos en mí fue lo que realmente me ayudó. El cómic me ayudó a estar entretenido, a no pensar en mi depresión y en divertirme como un niño mientras lo dibujaba.
En una tarde de ocio que se plantea más apetecible para alguien que se expresa con tanta claridad: ¿cine, teatro, un buen libro, un tebeo o algo más?
Sin duda cine o tele, algo que me masajee el cerebro y que no suponga ningún esfuerzo. Soy incapaz de leer nada, lo he intentado muchas veces, pero es imposible. Cuando he acabado de “leer” una página, me doy cuenta de que no he entendido nada porque estaba pensando en mis cosas.
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