SCHWARTZ / YANN
DIBBUKS
Confieso que siempre he sido mucho más fan de Spirou que de Tintín, incluso cuando nunca ha sido fácil conseguir todas sus obras (o al menos hasta que Dibbuks dio la grandiosa noticia de que se hacían con los derechos de toda la obra del irreemplazable botones aventurero). Porque el primero pertenece a una época de la que los herederos de sus derechos no le han dejado salir, mientras que Spirou, tras su gloriosa época con Franquin también la tuvo con Fournier y después con cada nuevo y acertado autor que han sabido respetar la esencia de un personaje y su gran elenco de secundarios, hasta el extremo de superar a sus predecesores. Nunca olvidaré como José Luis Munuera recuperó mi pasión por el personaje gracias a sus modernas aportaciones al mismo, de igual modo que descubrí a un autor tan genial como Émile Bravo gracias a esa obra maestra que es
“Diario de un ingenuo”. Y aún así, llegados a este “Botones de verde caqui”, Yann y Olivier Schwartz vuelven a saltar por encima de todo lo logrado y firman una verdadera obra maestra del cómic francobelga del que ningún aficionado debería prescindir. Casi continuación de la obra de Bravo, Spirou nos conduce al corazón mismo de una Bélgica asolada y ocupada, donde las referencias a la época e incluso a los autores de entonces (Hergé, su Tintín y su supuesto colaboracionismo incluidos) se entremezcla con un adulto relato despiadado de lo que supuso la II Guerra Mundial en la Europa teóricamente civilizada. Con un dibujo soberbio de Schwartz y un humor negro a lo largo de un guión más que sólido en el escenario favorito del guionista Yann, la Segunda Gran Guerra, Spirou, Fantasio y un larguísimo elenco de secundarios gloriosos (desde los oficiales nazis a la resistencia belga, pasando por los zazou o los pilotos norteamericanos derribados) este es uno de los cómics de Spirou más vivos que he leído nunca.
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