miércoles, 11 de febrero de 2015

RESEÑA DE "YO, ASESINO" Y ENTREVISTA CON SUS AUTORES: ANTONIO ALTARRIBA Y KEKO

“YO, ASESINO”
ANTONIO ALTARRIBA·KEKO
Si sumamos al Premio Nacional de Cómic, obtenido por Antonio Altarriba en 2010, el premio a mejor obra en el XXI Salón del Cómic de Barcelona a José Antonio Godoy (nombre real tras la firma de Keko), de partida se impone el respeto. Sobre todo porque sus respectivas obras, “El arte de volar” y “4 Botas”, son gigantes a los que superar con la obra siguiente. Sin embargo, sólo dos planchas de “Yo, asesino” son necesarias para lanzarnos de cabeza a un macabro viaje junto a un declarado pero impune asesino único. Enrique Rodríguez, profesor de Historia del Arte en la Universidad del País Vasco, es el punto de partida a un relato casi más duro en sus partes y críticas reales que en los delirios de un maníaco convencido de que matar es una forma de arte. Intelectual tan modélico como ambicioso, el plantel completo de personajes de “Yo, asesino” resulta tan sólido como creíble. Sobre todo por el soberbio y perfecto puzzle que es el nuevo guión redondo de Altarriba, que unido al magistral, sobrio y realista pincel de Keko, te arrastran a una lectura hipnótica, una huida frenética hacia adelante repleta de acontecimientos donde incluso los silencios o las decenas de reflexiones que presenciamos alcanzan una intensidad que no decae en ningún momento. Ambientado con acierto y detalle casi periodístico en ciudades como Madrid, Vitoria, París o Budapest, resulta del todo comprensible la unanimidad con la que este libro se ha hecho ya con el Gran Premio de la Crítica 2015, otorgado por la ACBD (Asociación de Críticos y Periodistas en Francia). Gigante superado y nueva obra Mayúscula imprescindible.


ENTREVISTA CON ANTONIO ALTARRIBA Y KEKO
Antonio Altarriba y Keko, dibujados por éste último.

Resulta inevitable empezar por el “final” después de leer una novela gráfica tan directa como la suya, donde los personajes y, ustedes a través de ellos, no tienen problema a la hora de hablar de situaciones bien reales que rodean la historia (el recuerdo a los atentados en el País Vasco, la arbitrariedad en la cesión de subvenciones o los extremismo ideológicos). Por eso y tras lo sucedido con la revista Charlie Hebdo en Francia, aunque a otro nivel ¿sienten que las viñetas sí pueden llegar a tener el impacto social e influencia por el que luchan muchos autores o piensan que quienes se pueden dar por aludidos en su caso nunca llegarán a leer esta obra?
Antonio Altarriba: Los libros influyen en las personas y pueden contribuir a cambiar el mundo. Por eso el poder intenta, de una manera u otra, mantener un control sobre lo que se publica. La censura es tan antigua como la voluntad de expresarnos y dar libre testimonio de nuestras ideas. Así que espero que nuestro libro tenga efectos sobre quienes denunciamos como asesinos. En el País Vasco estamos viviendo un momento decisivo para analizar los mecanismos que han llevado a unos cuantos individuos a asesinar a sus vecinos. Y no sólo estaban los que mataban sino los que suministraban los argumentos para hacerlo. Y los que, por miedo o por complicidad tácita, callaban. Esa reflexión se encuentra en estos momentos atascada por los intereses de algunos partidos políticos. Y tengo la impresión de que aún persisten sectores de la población orgullosos, al menos comprensivos, con este pasado asesino.
Keko: Si hablamos de España, y salvo algún caso concreto que ha tenido impacto en los medios más bien por su carácter gamberro o escandaloso, creo que las viñetas tienen muy pocas posibilidades de hacer llegar un mensaje o tener alguna influencia en la sociedad por el escaso alcance de una industria editorial que se mantiene bajo mínimos en un país en el que se aprecia poco la cultura.
¿Cómo surge la idea y sobre todo cuánto tiempo les llevó desarrollar un guión tan meticuloso donde no hay ni una sola pieza fuera de lugar?
A. A.: La idea se venía fraguando desde hace tiempo. Quería escribir un relato policíaco y abordar la figura del asesino en serie, con todo lo que ello supone. Efectivamente, soy meticuloso en mis guiones y la redacción de este me llevó cerca de un año.
Keko: Una vez que Antonio se puso con el guión y yo a dibujarlo, nos llevó unos 15 meses terminar el libro. El hecho de disponer de un guión tan trabajado y tan minucioso en sus descripciones visuales facilitó enormemente mi labor y, lo más importante cuando te pones con una obra larga, un ritmo muy regular de trabajo.

Su libro aterrizó en su edición española ya con un primer Premio bajo el brazo tan importante como el de la Crítica francesa y decenas de sólo buenas reseñas. Pasadas las primeras presentaciones y meses de venta del libro ¿se sienten aquí tan arropados por crítica y público como en Francia?
A. A.: Pues, de momento, sí. Las opiniones que recibimos son buenas, incluso muy buenas. Evidentemente, el mercado español de cómic es menor que el francés pero, dejando aparte la cantidad, la calidad de las críticas es totalmente comparable. Incluso hay una lectura más comprensiva con lo que se cuenta. Al fin y al cabo el protagonista y la mayor parte de los escenarios son españoles. Y, por si fuera poco, parece que las ventas van bien.
K.: Han pasado apenas tres meses desde la aparición del tebeo en España y, de momento,nuestro contacto con los lectores se ha limitado a las tres presentaciones que hemos hecho en Vitoria, Madrid y Barcelona; y en todas hemos muy buena respuesta de público. Las críticas, asimismo, han sido muy buenas en general también en España aunque, a diferencia de Francia, donde el libro ha tenido numerosas críticas en la prensa escrita generalista, aquí, fundamentalmente, se ha limitado a las páginas especializadas de internet.

¿Siempre tuvieron clara la inclusión del color rojo como contrapunto visual del pulcro y realista blanco y negro del dibujo?
A. A.: No. La idea surgió cuando teníamos dibujadas ya unas cuantas páginas. Nos pareció que podíamos “aligerar” el peso de los negros con unos toques de rojo. Y, dándole vueltas a la idea, decidimos ir más allá de una utilización meramente plástica. El rojo cumple también funciones narrativas y el lector puede seguir esa pista para enriquecer (o matizar) su interpretación de la historia.
K.: En un principio Antonio tenía la idea de hacerlo en blanco y negro puro. Pero fue nuestro editor francés, Jean-Luc Fromental, el que, no sabemos si porque vio aquellas primeras páginas demasiado duras, nos sugirió la idea de un bitono para la sangre. Dándole vueltas al asunto decidimos ampliar un poco la idea del rojo a otros elementos siempre con un finalidad narrativa y no decorativa en mente.

Un relato tan redondo y con un género que ha dado y sigue dando nombres a través de la literatura, el cine, la televisión… ¿Por qué llevarlo al campo de las viñetas en lugar de sólo a las palabras de un libro, por ejemplo?
A. A.: El cómic es un medio muy adecuado para contar historias policíacas. De hecho, lo viene haciendo desde clásicos como Dick Tracy o Steve Canyon hasta series  más recientes como Alack Sinner. Las viñetas pueden crear, sólo con tinta y color, atmósferas inquietantes y recoger la expresividad intensa tanto de los asesinos como las víctimas. Al mismo tiempo se presta a composiciones elaboradas de cada escena, a iluminaciones tajantes, casi al borde de la oscuridad y, sobre todo, a una planificación más extrema que la cinematográfica. Y eso por no hablar de la gestión del tiempo y del suspense que se puede lograr en la secuencia de viñetas.

Dándole la vuelta a la pregunta anterior, ¿se imaginan su obra adaptada a otro forma artística? En Francia la tradición del polar ha dado grandes películas.
A. A.: Sí. Muchos lectores nos dicen que se trata de un relato muy cinematográfico. De hecho, ya estamos recibiendo algunas propuestas, todavía muy embrionarias como para hablar de ellas.
K.: Sí, claro, cómo no. Sería muy interesante ver cómo resuelven el asunto de ese omnipresente monólogo del protagonista en el que éste se explica y desarrolla para el lector sus teorías sobre el crimen y el arte sin que quede pesado o fuera de lugar en una película, y que es fundamental para comprender el libro.

Vivimos un momento en que las supuestas libertades para hablar y opinar que otorgan medios como internet se ven cada día más atadas por leyes y realidades a pie de calle que recuerdan palabras como “censura”. Elegir el tema, título e incluso la portada de su obra ¿fue mera decisión artística natural o pretendían llamar verdaderamente la atención? 
A. A.: En este caso no tuvimos ninguna imposición ni siquiera sugerencia por la parte editorial. Hasta el título o la portada, generalmente más interferidos por las estrategias comerciales, son de nuestra cosecha. Y no están concebidos con ánimo de provocar. El argumento tiene ya la fuerza suficiente para impactar al lector. Pero no porque pretendamos escandalizar sino porque se dirige a conciencias un tanto adormiladas. La corrección política y el espíritu acomodaticio de las últimas décadas nos han hecho olvidar nuestra parte de responsabilidad en la crueldad económica, social y a menudo política que rige el mundo.
K.: Va a llegar, o está ya llegando o ha llegado ya, no lo sé, un día en el que la corrección política lo impregne todo de tal manera que será muy difícil hacer algo que no ofenda a alguien o a algo. Por otro lado, y esto está muy presente actualmente tras el atentado de París, andamos hablando sobre si debe haber límites a la libertad de expresión y si la reflexión y la responsabilidad a la hora de crear son valores a la baja en comparación con el impacto inmediato obtenido por el exabrupto y la gamberrada ofensiva. El hecho de que éstos últimos, que tenían su enemigo natural y hasta cierto punto racional en las leyes sobre el honor y la difamación más o menos rigurosas en los distintos países democráticos, se hayan visto enfrentados y condenados a pena de muerte por el fanatismo islamista, creo que ha trastocado completamente este debate y que ahora no nos quede duda alguna sobre la urgencia de plantar batalla a los intolerantes y los asesinos para proteger estas formas de expresión tan incómodas y a menudo tan necesarias.
 Entrevista por Rolo

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